Música por Favor: Los "Sex Pistols", por José Rodríguez Millán
Los Sex Pistols son el grupo más importante del “punk rock” que surgió en Inglaterra en la segunda mitad de la década de los 70. Algunos lectores británicos de esta publicación, aunque no sean muy aficionados al rock, si tienen cierta edad (como yo) habrán oído hablar de ellos por el escándalo que montaron en el verano del 77, durante las bodas de plata de la Reina Isabel II en el trono, con la canción “God save The Queen”.
A pesar de su historia llena de turbulencias y escándalos, para mi y para muchos aficionados al rock, su disco de 1977 “Never mind the bollocks”, es el disco más importante de la década de los 70 (quizá junto al “Ziggy Stardust” de David Bowie) y uno de los más influyentes en la música rock del siglo XX. Sólo por eso ya vale la pena escribir un poco sobre ellos.
El núcleo del grupo se originó en 1975 con el bonito nombre de “The wankers”. Allí estaba ya el germen de los Pistols: Steve Jones (guitarra), Paul Cook (batería) y Glen Matlock (bajo). No hacían gran cosa hasta que los tomó bajo su tutela Malcolm McLaren, un hábil y astuto personaje del mundo del rock que había estado en Estados Unidos llevando la carrera de los New York Dolls, y tomando nota de estilos de vestir que luego repetiría en Inglaterra.
Steve Jones y Paul Cook estaban a menudo en una tienda de ropa y accesorios llamada SEX, propiedad de McLaren. Glen Matlock trabajaba en la tienda. El vocalista John Lydon, que tomaría el nombre de Johnny Rotten, apareció después de un anuncio que puso McLaren en un periódico musical pidiendo un guitarrista; Rotten no tocaba la guitarra, pero McLaren le pidió que se uniera a la banda. Rotten fue el revulsivo. Mientras los Pistols tocaban rock crudo y muy directo, Rotten hacia letras sobre anarquía, rabia, violencia, odio y apatía. Jones, Cook y Matlock ponían la música y aportan imagen de macarras; Rotten ponía las letras, la voz y el carisma. Él fue el líder de la banda.
Hacia 1976 actuaban irregularmente por Londres y alrededores, consiguiendo un numeroso grupo de seguidores con pelo pincho o cresta de colores, y ropa rota unida con imperdibles, según la moda que McLaren importó de Estado Unidos; en concreto de Richard Hell, el primer músico punk americano que se vistió así.
A final de ese año, firmaron contrato con la discográfica EMI, en la que grabaron su primer sencillo “Anarchy in the U.K”, una canción incendiaria con frases como esta “No sé lo que quiero, pero sé cómo conseguirlo, quiero destruir a los transeúntes, quiero ser la anarquía”.
Salieron en un programa de televisión en lugar de los Queen de Freddie Mercury, otro grupo de EMI que no pudo acudir a ese programa, lo que aprovecharon para montar un escándalo en directo. La publicidad causada por el programa de televisión y la letra del primer sencillo causó que la banda fuera expulsada de EMI, llevándose una jugosa indemnización.
En febrero del 77, Glen Matlock fue despedido de la banda “por gustarle las canciones de los Beatles”. Digamos que ya no le tragaban. El reemplazo de Matlock fue Sid Vicious, un punki que Rotten eligió porque pretendía tener “un aliado” en la banda. Sid daba la imagen de malo, pero como músico no valía nada. Con el tiempo, Steve Jones admitió que, musicalmente, la salida de Matlock fue un error.
En marzo del 77 firmaron un nuevo contrato con otra discográfica, A&M Records, en las puertas del palacio de Buckingham, pero nuevos escándalos causaron que no duraran allí mucho más de una semana. De nuevo les echaron, con otra indemnización de 40.000 libras. Malcolm McLaren no tenía un pelo de tonto.
Finalmente ficharon por Virgin, de mala gana. Allí grabaron su nueva canción, “God Save the Queen”, cuya letra no hablaba precisamente bien ni de la reina ni de su país, por lo que fue rápidamente prohibida por la BBC, por casi todas las emisoras de radio, por cadenas de comercios que decidieron no ponerla a la venta... a pesar de lo cual llegó al número uno 1 de singles de la revista New Musical Express. Demasiada publicidad gratis. La canción era dinamita musical y social; muchos chavales comulgaban con la letra y la música de la canción.
En el invierno de 1977 grabaron el LP “Never mind the bollocks” mencionado al principio de este artículo, con Chris Thomas, productor de artistas que no tenían nada que ver con el punk rock; pero el resultado fue brillante. Chris Thomas y el ingeniero Bill Price consiguieron un sonido compacto y potentísimo, basado en la superposición de notas de bajo y de acordes de guitarra que ejecutó Steve Jones (Sid Vicious no solía ir al estudio de grabación). El disco salió disparado al número uno de ventas. Recomiendo encarecidamente ver el episodio de la serie de televisión de la BBC “Classic Records”, sobre la grabación de ese álbum de los Sex Pistols.
Después de lanzar el “Never mind…” en enero de 1978 fueron a los Estados Unidos para una gira que sólo duró 14 días. Ese fue el principio del fin. Rotten, harto de sus compañeros, dejó la banda después una actuación en San Francisco para formar otro grupo, Public Image Limited, con una música diferente pero interesante, y con la rabia de siempre.
Ya sin Rotten, pero siempre con la guía de Malcolm McLaren, hicieron una película, “The Great Rock & Roll Swindle”, en la que salía cantando con ellos Ronald Biggs, el ladrón del tren de Glasgow exiliado en Brasil. Ya estaban entrando en los territorios del chiste patético. Sid Vicious era entonces la referencia del grupo. Mientras la película se estaba terminando de rodar en octubre del 78, Nancy Spungen, la novia de Sid Vicious, fue asesinada en un hotel de Nueva York, acusándose a Sid del asesinato. Durante su libertad bajo fianza, Sid también falleció por una sobredosis de heroína. Un final bastante truculento.
En las décadas que siguieron a la implosión de los Sex Pistols, se lanzaron un sinfín de grabaciones con tomas descartadas, demos, reempaquetados y actuaciones en vivo, todo para exprimir la naranja al máximo.
En 1996, para celebrar su inminente vigésimo aniversario, los Sex Pistols se reunieron, tocando Glen Matlock de nuevo el bajo, saliendo de gira.
En 2017, para celebrar el 40 aniversario del lanzamiento del “Never Mind the…” se lanzó una edición ampliada de lujo del álbum. Las canciones de los Pistols fueron un tremendo revulsivo para la aburrida escena musical del rock en los 70. Originaron la formación de cientos de bandas de chavales que no sabían mucho de música, pero que tenían la actitud necesaria para salir a un escenario sin complejos.
Aunque su existencia creativa fue bastante efímera, los Sex Pistols, estando en el foco de la escena que se creó a su alrededor (The Clash, Generation X, The Damned, Siouxsie and the Banshees…), fueron la proa del enorme panorama musical independiente que surgió en Europa y Estados Unidos, que pronto incluiría bandas que no tenían una conexión musical directa con las canciones de los Pistols (The Jam, Buzzcocks, Ian Dury and the Blockheads, Rockpile, Elvis Costello and the Attractions, Television, Ramones, Blondie, Talking Heads…), pero que no podrían haber existido sin esas canciones. Al final, lo importante es la música.
Las recomendaciones musicales de esta entrega son:
London Calling (The Clash)
Veneno (Veneno)
Power in the darkness (Tom Robinson band)
Labour of lust (Nick Lowe)
Fear of music (Talking Heads)
Remain in light (Talking Heads)
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