Toda esta gente ¿dónde hace pis?, por Paco Acosta
Bien podría ser esta la pregunta de un niño al que se le está inculcando que no debe orinarse en el agua cuando se está bañando. Y no debe hacerlo ni en el mar ni en la piscina.
El problema viene que por razones higiénicas y sanitarias, este año permanecen cerradas las cabinas que existen en las playas de nuestro litoral (ignoro si esto mismo ocurre en otros). Y no es posible, de ninguna manera controlar durante toda una jornada lo que la naturaleza exige de un organismo sano que además, por el calor, viene a la playa bien provisto de agua fresca, cerveza, zumos y demás líquidos, y que además no quiere regresar con ellos a casa…
El resultado es el que todos nos
imaginamos, y ciertamente notamos. Pero de ninguna manera podremos achacarlo al
“calentamiento global” ni al “cambio climático”.
Alguno me dirá que exagero. Que los restaurantes de la zona cuentan con los aseos “reglamentarios” y están a disposición de sus clientes… Sí, es cierto, pero no hay que ser un experto en matemáticas para detectar que son del todo insuficientes para todos los que pasan buena parte del día en la playa. Por tanto lo más simple, y que se “nota menos”, es eso de “voy a meterme un poco más adentro” y si nos fijamos bien, se observará la cara de felicidad que acompaña a una buena meada que ha estado retenida. Y ¡a confiar en que el agua del mar haga con prontitud su beneficiosa labor depuradora!
Resolver lo de las “aguas mayores” es algo más complicado, aunque si no hay mucha urgencia siempre queda el recurso del “voy a dar un paseo hasta la zona del Palmeral”, donde la abundancia de arbustos y arbolado facilita en gran medida la ocultación del momento. Pero si el “retortijón aprieta”, no queda más remedio de aliviarse en cualquier rincón un poco oculto, a veces con el eficaz apoyo del cónyuge, que amablemente hace un parapeto con una toalla, aprovechando un murete y medio oculto por un tronco de palmera, le comenta “date prisa que ahora no viene nadie” …
Y si no me creen, basta con “recorrer” esos pasillos que desde la playa se adentran por la urbanización San Ginés… No hace falta husmear tras los troncos de las palmeras, la higiene que nos han inculcado desde pequeños se manifiesta claramente en forma de pañuelitos de papel, a veces toallitas higiénicas, que intentan ocultar lo que un cuerpo agobiado no ha podido retener durante más tiempo.
Creo que con esto queda suficientemente respondida la pregunta “Toda esta gente ¿dónde hace pis?".
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