Asaltos a Parlamentos (X), por Nicolás Pérez-Serrano Jáuregui
(continuación)
2. Tricornios en la
investidura del Presidente de Gobierno Calvo Sotelo el 23 F de 1981.
Transcurridos ciento siete años, el Congreso fue de nuevo escenario de otra refriega, una ensalada de tiros en el mismísimo Hemiciclo. Y en esta ocasión, en cambio (y esto es primicia, pues creo que nada se ha publicado sobre el particular), sí me es posible contar qué ocurrió cuando se produjo. Yo era Secretario General del Congreso el día del “Tejerazo”, y tuve la obvia participación derivada de esa condición de Letrado de las Cortes y de Secretario General del Congreso en la conocida fecha 23 de febrero de 1981. Como era jefe de todos los servicios, solicité a los taquígrafos que hicieran una primera redacción de lo sucedido. Sobre esa base hice yo una segunda versión, personal, y luego el Presidente Lavilla, con mi concurso, ofreció a la Mesa lo que sería texto definitivo. Ahí van las tres versiones que acabo de anunciar:
1ª. El propuesto por la redacción del Diario.
En el momento en que los ujieres abren las puertas del hemiciclo para cumplir la orden del señor Presidente, irrumpe violentamente en el salón de sesiones un numeroso grupo de Guardias Civiles armados de metralletas y pistolas, lanzando gritos de «!Alto! ¡Alto! ¡Quieto todo el mundo!» y van tomando posiciones en lugares estratégicos del salón de sesiones.
Al frente del grupo asaltante se reconoce al Teniente Coronel de la Guardia Civil Tejero Molina, quien, pistola en mano, sube a la tribuna de oradores. Algunos de los asaltantes se dirigen a tomar posiciones en las tribunas de invitados y de la Prensa, mientras el Teniente Coronel Tejero grita repetidamente: «¡Silencio! ¡Silencio! ¡Quieto todo el mundo! ¡Que todo el mundo permanezca tranquilo!».
El Vicepresidente primero del Gobierno, Teniente General Gutiérrez Mellado, sale de su escaño en el banco azul y, dirigiéndose a los Guardias Civiles más próximos, intenta hacerles valer su graduación y su cargo, siendo zarandeado violentamente por aquéllos.
Se produce un gran alboroto por parte de algunos miembros del Gobierno y Diputados a la vista de lo que está ocurriendo, y en ese instante y al grito de «¡Al suelo todo el mundo!» se disparan unas ráfagas de metralletas y pistolas que hacen blanco en la claraboya y paredes del salón de sesiones. Se oyen voces de «¡Silencio! ¡Silencio! ¡Dale ahí con él! ¡Vais a darle a uno de los nuestros! ¡Tranquilos y quietos, no pasará nada!».
Los Diputados y demás víctimas del asalto que se encuentran en el hemiciclo, se arrojan al suelo entre los escaños, y el Presidente del Gobierno, señor Suárez González, y otros miembros del Gobierno, tratan de convencer al señor Gutiérrez Mellado (quien durante los disparos ha continuado discutiendo con los Guardias Civiles) que ocupe de nuevo su asiento en el banco azul, y así lo hace el señor Gutiérrez Mellado.
La Diputada
señora Balletbó, acompañada de un ujier, abandona el salón de sesiones con
muestras de hallarse indispuesta.
Algunos Guardias Civiles se dirigen a la plataforma en la que están instaladas las cámaras de televisión y destrozan los objetivos de las mismas con las culatas de las metralletas.
Pasados unos minutos de sobresalto y de zozobra, los Diputados, Taquígrafos y demás víctimas del asalto, se van incorporando en sus asientos. Varios Guardias Civiles gritan: «¡Las manos fuera! ¡Manos visibles!».
Un Teniente de la Guardia Civil sube a la tribuna de oradores y pronuncia las siguientes palabras:
«Buenas tardes. No va a ocurrir nada. Vamos a esperar un momento a que venga la autoridad militar competente para disponer lo que tenga que ser y lo que él mismo diga a todos nosotros. O sea, estense tranquilos. No sé si esto será cuestión de un cuarto de hora, de veinte minutos o media hora. Me imagino que no será más tiempo, y la autoridad competente -militar por supuesto- será la que determine qué es lo que va a ocurrir. Por supuesto que no pasará nada. O sea, que estén ustedes todos tranquilos».
Una voz: «¡Doctor Petinto, por favor, que venga acá!». En ese momento, el Diputado señor Fuejo Lago (que es Médico) se dirige al escaño del Diputado señor Sagaseta, para atenderle, por estar visiblemente lesionado.
Los Taquígrafos de turno, que han permanecido en el salón de sesiones durante todos estos acontecimientos, son autorizados a abandonar el salón acompañados por un ujier y un Guardia Civil.
Eran las siete y cinco minutos de la tarde.”
2ª. El que redacté yo a mano
en un cuadernillo de los clásicos entonces del Congreso de los Diputados (que
todavía llevaban el viejo escudo en su parte superior).
Iban, según se pudo observar, al mando del Teniente Coronel Tejero, el cual se situó cerca de la Presidencia y ulteriormente en el lugar que ocupaba el Secretario Primero, es decir, la Tribuna de oradores, empuñando una pistola en la mano derecha.
Al mismo tiempo, varios de los componentes del grupo rompiendo una de las puertas de acceso, toman posiciones tanto en diferentes puntos cercanos a los escaños de los Sres. Diputados y del Gobierno en funciones, como de las galerías de las Tribunas de invitados.
El Teniente General Gutiérrez Mellado, Vicepresidente del Gobierno en funciones abandona el escaño y se dirige a los miembros cercanos de la Guardia Civil cercanos a él con objeto de hacer valer su graduación militar, pero es zarandeado y empujado. En ese momento se oyen voces conminatorias para que las personas presentes en el Hemiciclo se arrojen al suelo y unas ráfagas de metralletas se oyen en el recinto, alcanzando el techo, la claraboya y las paredes superiores del mismo.
Esa situación se prolonga aproximadamente unos quince minutos, al cabo de los cuales se oyen voces conminando a los Sres. Diputados y a las demás personas presentes en el Hemiciclo a que se sienten y permanezcan con las manos fuera y visibles.
Aproximadamente a las 18,50 horas un Capitán de la Guardia Civil sube a la Tribuna de oradores y pronuncia las siguientes palabras:
“……………”
Abandonan en este momento el Hemiciclo la Diputada Sra. Balletbó, en avanzado estado de gestación, y los taquígrafos de la Cámara.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"