DESTACADOS

sábado, 5 de julio de 2025

ECO.85 LA EXPLICACIÓN PROMETIDA, TRAS EL 28 DE ABRIL

La explicación prometida, tras el 28 de abril, por José Luis Mozo 


El impacto (aquí siempre transitorio) que produjo en la opinión pública el apagón del 28 de abril causó una avidez de información que se tradujo en precipitaciones en las publicaciones del momento, lo esperado ya que los buscadores de la verdad siempre somos más lentos que los explotadores de la mentira. De ahí mi promesa de explicaciones en el siguiente número del ECO, que ahora sale. Previo: retrotraigámonos a la situación anterior a la guerra “oficial” de Ucrania, cuando en la Unión Europea se seguía bailando el alegre vals de la eliminación de combustibles fósiles, el planeta, el clima y toda la fiesta del momento y proponía como solución al conflicto “negociaciones”. Vamos, que no tenía la menor idea de cuáles eran la dimensión y naturaleza del mismo, y peor aún, no quería tenerla. Ni siquiera de su edad porque ya llevaba largos años larvado y más que larvado, desde que Rusia se abalanzó sobre Crimea. Pero, claro, en pleno siglo XXI, cien años después del inicio de la Gran Guerra ¿una nueva guerra europea? ¡Imposible! Y nosotros a lo nuestro: fuentes de energía 45% en petróleo y 25% en gas. O sea, dependencia a tope de los señores del petróleo. Importante destacar que con el reconocido valor estratégico del suministro eléctrico parecen olvidarse los transportes, que también entran de lleno en este saco. Y como en la guerra siempre hay negocio, aunque muchos se lamentaran algunos se relamían. Quedaba bajo control de las manos negras la energía e iba a entrar la desbocada vivienda, dos de los tres soportes de nuestro modo de vida. El tercero, alimentación, anduvo algo más accesible, pero precisamente la guerra brindaba a los malvados la posibilidad de meterlo en la misma hucha. Ése es el horizonte que el idílico 2030 nos está presentando.

 

Y la Unión Europea, también a lo suyo: arrimar cada cual el ascua a su sardina sin más interés inmediato que su personal saldo electoral. La patata más caliente de Europa, un plan energético común, simplemente no existe. Pero se empezó a tratar de reducir el consumo de gas ruso, del que Europa depende como los polluelos de su clueca. En nuestro caso, aumentaron las instalaciones eólicas (lo que huele a negocio) y se exigió el máximo (y finalmente más que el máximo) a los huertos fotovoltaicos. Como ya dije, productores de energía “guarra” (evité “sucia” porque parece un término patentado para las emisiones). Es energía asíncrona, que no puede volcarse en la red sino poco a poco y con la debida prudencia técnica. En participación  (hablando exclusivamente de electricidad y  no de transportes) es posible que ese periodo la haya multiplicado por 4 ó 5, y que hoy supere de largo el 20%. 22% para las nucleares y 19% para el gas, que siguen siendo base fundamental del sistema, con un posible 14% para las eólicas, cuando la potencia nominal de las renovables estará con seguridad por encima del 50%, pero no se produce cuando se quiere sino cuando el viento, el sol y el agua lo permiten. Ahí entraríamos en un debate sobre rendimientos económicos bastante estéril porque, como hasta la desinformada ciudadanía sabe, el precio de los productos energéticos está abusivamente gravado por enormes impuestos, lo que los hace enormemente apetecibles para la inversión siempre que se tenga algún ascendiente sobre quien dirija los impuestos.

 

Ahora veamos qué sucedió el 28 de abril. Aquella tontería de “Spain is different” se ha convertido con el tiempo en realidad. Cuando todos se esfuerzan en buscar soluciones consensuadas, que nunca han llegado, España prepara su golpe de chistera: mantener en perfecto funcionamiento su red eléctrica sólo con los huertos solares. ¡Qué lección le íbamos a dar al mundo! Claro que habría que hacer fuertes inversiones productivas y construir grandes instalaciones de almacenamiento en las que guardar energía diurna para la noche. ¿Nuevos negocios a la vista para quién…? Da igual, ya los justifican tomar la solución del cielo y, de paso, aliviar de sus toxinas a la tierra. ¡Oh, el sol de España! Resplandecía en todo lo alto cuando nos quedamos a oscuras. Algunos, incluso, se pusieron muy pálidos. Urgente encontrar una explicación inexplicable y orientada, de forma que las culpas tuvieran desde el principio señales de tráfico para dirigir a la opinión. Balones, lejos del campo propio. Alguien, en copiosa rotura de aguas, parió lo del ciberataque. El terrorismo internacional, siempre entregado a montajes brutales y sangrientos, había dedicado talentos y recursos para ¿dejar unas horas ciegos a España y Portugal? La memez es de un calibre tal que ofendía a la inteligencia más primaria. En seguida hubo que cambiar de objetivo: ingenieros y entidades privadas, objetivos bobos pero suculentos.

 

En la explicación prometida, incluyó un servidor dar alguna información complementaria sobre lo sucedido en Chernóbyl y Fukushima. ¿Fueron accidentes semejantes? Nada hay en fachada que lo haga temer, ni en apariencia ni desde luego en la gravedad. Pero bajando hasta los cimientos, tal vez un denominador común aparezca. En el área de influencia de Chernóbyl, varias centrales se hallaban paradas por ¿mantenimiento? en un sistema que sólo entendía de producción. Se aproximaba el 1 de mayo, la fiesta estrella de un régimen agonizante, y su gobierno no estaba dispuesto a dejar ni un solo farolillo sin encender. Exigieron forzar más aún la producción. Como los ingenieros se negaran, les concedieron el día libre y dejaron al frente a los becarios, con órdenes tajantes de atizarle caña al reactor. Clara intromisión de la política en una decisión técnica. El sobrecalentamiento aumentó el vapor y la vasija reventó, no teniendo siquiera envoltura exterior de protección que impidiera el escape de la nube contaminada. El 28 de abril no ocurrió nada semejante pero es cierto que había reactores nucleares parados por revisión programada, cuyo concurso se pide con urgencia y para ello se procede a arrancarlos, que no es precisamente lo mismo que arrancar un robot de cocina. 7-9 horas tardará la maniobra. Es impensable que, de haber estado los ingenieros informados del audaz truco de chistera, hubieran decidido la parada de reactores al tiempo. Esa hipótesis es tan mema como la del ciberataque. La injerencia política es el denominador común.

 

En Fukushima la intervención política fue incluso anterior, al aprobar un proyecto en una zona volcánica en la que la refrigeración no tenía la altura necesaria para soportar un tsunami como el que se formó. El mayor coste que eso hubiera supuesto no era tampoco de grandes valores comparado con la inversión total, pero lo avaricia no perdona ni céntimos. Leí que alguien dijo que era imposible que sucediese algo que en 100 años no había sucedido. No lo era, puesto que sucedió. Y no sé dónde se encontrarían informaciones de 100 años, pero me atrevo a dudar de su fiabilidad. No pasaron 100 años, bastaron 40.

 

Y ya que los políticos necesitan ver más allá de sus intereses electorales, contribuyamos:

-  La Unión Europea debe aprender a actuar como tal y nosotros en ella. De lo contrario, acabaremos en la marginación, fuera de las conexiones de gas.

-  La independencia del gas y de las nucleares no se ve en un horizonte próximo, así que habrá que negociarlo en un contexto europeo y con un criterio común si queremos que no nos desprecien como enanos energéticos y mentales. China, que está desarrollando el más ambicioso plan nuclear del momento (con cara y ojos, nada de a escondidas como Francia o Alemania), es tratado por los señores del gas y el petróleo como uno más, aunque no lo sea.

-  La transparencia que sea real. Tienen que dejar de inventar cuentos demagógicos y escuchar la voz de los técnicos y científicos honestos, que los hay. Y hacérsela oír a sus desinformados ciudadanos. Que conozcan lo que son las centrales modernas, su eficiencia, su seguridad y su necesidad. Que los gobernantes no mientan ni asusten para su provecho. Que empiecen por aprender ellos mismos y sus verdes, a los que puede sobrar ilusión y faltar conocimientos. 

 

No quiero despedirme sin contestar a los lectores que me critican por olvidar las hidráulicas. No es olvido, es voluntario. Creo que intervienen poco en este juego, primero no crean debate técnico, ya que generan energía síncrona y limpia, asimilable para las redes. Después porque nuestro gobierno no simpatiza con ellas. De las 239 que fueron eliminadas en 2021 en todos los países de la UE, se derribaron casi la mitad (108) en España. 140 en 2022. Y la cifra se mantiene. En 2024 cayeron 99. Piensen en añadir rehabilitar a la lista con preferencia a destruir. Aunque sean antiguas. Los romanos y los árabes las construían por algo. 



1 comentario:

Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"