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sábado, 5 de julio de 2025

ECO.85 CÓMO SACAR MAYOR PARTIDO AL VERANO CON UNA ALIMENTACIÓN ADECUADA

Cómo sacar mayor partido al verano con una alimentación adecuada, por Rosa Frasquet Pérez

El verano es una época esperada por muchos, pero también es una estación en la que nuestro cuerpo se enfrenta a múltiples desafíos: altas temperaturas, humedad, cambios de rutina y alimentación, y una mayor exposición al sol. Para disfrutarlo al máximo y con buena salud, es clave cuidar lo que comemos y bebemos.

Uno de los aspectos más importantes es protegernos del sol desde dentro. La alimentación puede ayudarnos a preparar la piel para la radiación solar. Los alimentos ricos en vitamina A, entre los que se encuentran los carotenos, como los vegetales de color naranja y amarillo (zanahoria, nísperos, melocotones, albaricoques, mango, calabaza, boniato) y las espinacas, estimulan la producción de melanina, un pigmento que protege la piel. También los productos lácteos y el pescado azul, ricos en retinol, contribuyen a su salud.

Además, necesitamos reforzar nuestras defensas antioxidantes. Las vitaminas C y E, junto con minerales como selenio y zinc, además de la vitamina A antes descrita, combaten los radicales libres generados por la exposición solar. Los encontrarás en frutas como el kiwi, cítricos, fresas y en alimentos como el aguacate, frutos secos, mariscos, cereales integrales y especias como el orégano. No olvidemos los coloridos frutos rojos, morados y azules (arándanos, moras, remolacha), ricos en flavonoides, y los vegetales blancos que contienen indoles, como ajo y cebolla, con propiedades protectoras contra ciertas enfermedades y por supuesto, con poder antioxidante.

Para combatir el calor, lo mejor es recurrir a los alimentos “enfriadores”, muy usados en las “medicinas tradicionales orientales” como los gazpachos, ensaladas frescas y frutas de temporada: melón, sandía, cerezas, paraguayos, higos… También ayudan los fermentados como el yogur o el kéfir, y los granos y semillas germinados.

El agua es nuestra mejor aliada. Se recomienda beber entre litro y medio y dos litros y medio al día, siempre a temperatura ambiente. Aunque apetezca una cerveza fría, el alcohol deshidrata y puede intensificar la fatiga y el dolor de cabeza. El agua es el único alimento verdaderamente hidratante, y tomarla fría puede entorpecer la digestión y provocar efectos indeseados como la sudoración excesiva o incluso el temido corte de digestión.

En los días más calurosos, lo ideal es evitar la exposición directa al sol en las horas centrales del día y mantenernos frescos e hidratados. También es conveniente reducir el consumo de cafeína y bebidas alcohólicas, ya que agravan la deshidratación.

¿Sufres de retención de líquidos? El calor la puede empeorar. Para aliviarla, apuesta por alimentos diuréticos y ricos en potasio como el pepino, melón, plátano, champiñones o calabacín, además de hierbas frescas como la albahaca y el orégano.

Y no olvidemos el placer de un baño en el mar. Además de refrescante, es terapéutico: relaja, mejora la circulación, favorece la eliminación de toxinas, facilita la homeostasis y ayuda en la recuperación muscular y de la piel.

Este verano, cuida tu alimentación y tu cuerpo te lo agradecerá. Porque disfrutar del verano también es cuestión de salud.




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